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Sidenor confía en la viabilidad de la empresa y descarta medidas traumáticas.

José Antonio Jainaga, el empresario que ha liderado la adquisición del grupo siderúrgico vasco Sidenor, hasta hace algunas semanas propiedad de la multinacional brasileña Gerdau, ha mostrado su confianza en la viabilidad futura de la compañía de producción de aceros especiales y ha descartado medidas traumáticas de ajuste de plantilla o que contemple el cierre de instalaciones. El resto de ofertas que se presentaron para adquirir Sidenor, ha aclarado, contemplaban ajustes muy importantes de plantilla e incluso el cierre de instalaciones, para desplazar el 50% de la producción a las factorías de los potenciales compradores.

Jainaga, que ha explicado hoy los detalles de la operación, ha señalado que la marcha de la compañía «este año es algo mejor que en 2015», de la mano del buen momento que atraviesa la industria del automóvil, si bien ha señalado que aún que «mucho por hacer» para conseguir mejorar los niveles de rentabilidad.

Jainaga ha asegurado que la empresa ha pasado a ser propiedad de un grupo de siete directivos liderados por él y que pretenden mantener «un proyecto de país. Somos personas de aquí, tenemos nuestro centro de decisión aquí y seguiremos aquí». Respecto al futuro inmediato ha desvelado que sí plantearán un expediente temporal que afectará «a 120 o 150 trabajadores», si bien existen dudas de que éste se aplique «en la planta de Reinosa o en Azkoitia». Jainaga señaló que tienen un exceso de capacidad coyuntural en la laminación de barras gruesas de acero que se producen en ambas factorías, «como consecuencia del hundimiento del mercado dirigido a la industria del petróleo y del gas».
Respecto a la factoría de Reinosa, donde la mayoría de la producción está centrada en grandes piezas forjadas, Jainaga ha apuntado que es «imprescindible buscar un socio industrial, que aporte tecnología y también recursos financieros», para garantizar el futuro de esas instalaciones.

Por último, ha desvelado que en el proceso de negociaciones con Gerdau planteó al Goibierno vasco su entrada en el capital de la nueva sociedad «a través de un crédito participativo». La Administración vasca rechazó la operación. «Espero que no haya sido –apuntó en tono irónico- por las personas que nos poníamos al frente del proyecto o porque no confían en la viabilidad de la empresa, porque sí es viable».

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